viernes, 12 de enero de 2018

¿MUERTE?

EN MEMORIA DE NUESTRO RECIÉN FALLECIDO PRESIDENTE, ESTAS PALABRAS:

El 13 de julio de 1874, en los funerales del élder Thomas Williams, el presidente Brigham Young se refirió así al tema de la muerte: “¡Cuán obscuro es el valle y la sombra que llamamos muerte! ¡Cuán extraño es pasar de esta existencia, en lo que al cuerpo mortal se refiere, a un estado vacío! ¡Cuán sombrío es ese valle! ¡Cuán misteriosa es esa senda, y tener que recorrerla a solas! Quiero decirles, mis amigos y hermanos, que si pudiéramos ver las cosas tal como son, tal como habremos de verlas y comprenderlas, esa sombra y ese valle obscuros son tan insignificantes que podremos darnos vuelta, contemplarlos y, una vez que los hayamos cruzado, pensaremos que, a decir verdad, ésa es la mayor ventaja de nuestra completa existencia, porque habremos pasado de un estado de aflicción, pesadumbre, tristeza, pesar, miseria, dolor, angustia y decepción, a un estado en el que podremos disfrutar al máximo de la vida tanto como se puede sin tener un cuerpo físico. Nuestro espíritu es puesto en libertad, no tendremos ya sed, no necesitaremos ya dormir más, no tendremos hambre, no volveremos a estar cansados, correremos, caminaremos, trabajaremos, iremos, vendremos, haremos esto, haremos aquello, cualquier cosa que se requiera de nosotros, ya sin dolores ni cansancio, llenos de vida, llenos de vigor, y disfrutaremos de la presencia de nuestro Padre Celestial por el poder de su Espíritu. Quiero decirles a mis amigos que si viven su religión, si viven de modo que pueda abundar en ustedes la fe de Dios y que la luz de la eternidad les ilumine, podrán ver y comprender por sí mismos estas cosas”



miércoles, 26 de abril de 2017

¿SOY MERECEDOR DEL PLAN DE SALVACIÓN?

Hermanos, excelente día a todos. 

Un servidor estaba husmeando la bibliografía SUD y me dispuse a preparar esta publicación. Les comento que estoy por cumplir mi primer aniversario de bautismo, así que se concluye que soy recién converso; debido a esto pido que me brinden sus comentarios para mejorar las publicaciones como esta. 

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que es galardonador de los que le buscan.(Heb. 11:6, 1 Nefi 10:19, Alma 37:36-37, DyC 88:63-65).

“¿Soy merecedor del Plan de Salvación?”. 

Es probable que nos hayamos hecho alguna vez esa pregunta. Uno de los requisitos más importantes es tener una fe firme y sólida. Por su parte, el apóstol Pedro dijo que nuestra fe debe ser de calidad “probada” (1 Ped. 1:6-9). 

En vista de las grandes tribulaciones que acontecen hoy en día, debemos asegurarnos de que somos la clase de personas que tienen “fe que resulta en conservar viva el alma” (Heb. 10:3, 1 Pedro 3-9, Alma 24:30). 

Por eso es vital que sigamos el ejemplo del hombre que le suplicó a Jesús: “¡Ayúdame donde necesite fe!”, y el de los apóstoles, que le pidieron: “Danos más fe” (Mar. 9:23-24; Luc. 17:5). 

Debido a que nuestro Padre Celestial nos ama, envió a Su Hijo Jesucristo a pagar por los pecados de usted. Ese pago es parte de la expiación de Jesucristo. Él sufrió voluntariamente por los pecados, los dolores, las enfermedades y las penas de todos. 

Por medio de Su gracia y de Su misericordia, Él puede ayudarnos con toda prueba y aliviarnos de la culpa y de la pena que son el resultado de nuestros pecados.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16) 

Al pagar por sus pecados, Jesús no lo privó de su albedrío ni de su responsabilidad personal; Él no lo purificará en contra de su voluntad.

Para recibir Su ayuda y Su fortaleza, debemos ejercer fe en Él, arrepentirse y ser bautizado es básico así como recibir el Espíritu Santo y optar por seguir sus enseñanzas el resto de su vida. 

Al confiar en la Expiación, cada quien sentirá el amor de Dios y Él lo ayudará a soportar sus pruebas; y usted sentirá gozo, paz y consuelo.

Todo lo que parece ser injusto en la vida se rectificará a través de la expiación de Jesucristo y de la misericordia y del amor de nuestro Padre Celestial.

Así que: ¡Arriba, Ánimo y Adelante!

lunes, 21 de noviembre de 2016

La enseñanza del Evangelio

ENSEÑANZAS DE HOWARD W.  HUNTER
 
  “El propósito de la enseñanza… es que podamos ser instrumentos en las manos del Señor para efectuar un cambio en el corazón de una persona”
 
 
Ayuden a los demás a adquirir confianza en las Escrituras
 
 
Firmemente los aliento a usar las Escrituras al impartir enseñanza y a hacer todo lo que puedan por ayudar a los alumnos a usarlas y sentirse cómodos con ellas. Me gustaría que nuestros jóvenes tuvieran confianza en las Escrituras, y me gustaría que ustedes interpretaran esa frase de dos formas.

Primero, queremos que los alumnos tengan confianza en la fuerza y las verdades de las Escrituras, confianza en que su Padre Celestial realmente les está hablando a través de ellas, y confianza en que pueden escudriñarlas y encontrar respuestas a sus problemas y sus oraciones. Ésa es una clase de confianza que espero puedan dar a sus alumnos, y podrán dársela si diariamente, hora a hora, les muestran que ustedes confían en las Escrituras exactamente de esa manera. Muéstrenles que ustedes mismos tienen confianza en que las Escrituras contienen las respuestas a muchos —ciertamente la mayoría— de los problemas de la vida. De manera que al enseñar, enseñen basándose en las Escrituras.

Otro significado que está implícito en la expresión “confianza en las Escrituras” es enseñar a los alumnos los libros canónicos tan concienzudamente que ellos puedan recorrerlos fácilmente, y aprendan los pasajes, los sermones y los textos esenciales que estos contienen. Esperamos que ninguno de sus alumnos salga del aula con temor, desconcertado o avergonzado por no poder encontrar la ayuda que necesita, debido a que no conoce las Escrituras lo suficiente como para localizar los pasajes apropiados. Den a estos jóvenes experiencia suficiente con la Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio para que ellos tengan las dos clases de confianza que acabo de mencionar.

A menudo he pensado que si nuestros jóvenes no establecen cierto dominio y manejo de los libros canónicos, serán muy parecidos a otros jóvenes de fuera de la Iglesia.

Todos ustedes recuerdan los versículos que escribió José, el Profeta, desde su confinamiento en la Cárcel de Liberty.

Entre ellos escribió: “porque todavía hay muchos en la tierra, entre todas las sectas, partidos y denominaciones, que son cegados por la sutil astucia de los hombres que acechan para engañar, y no llegan a la verdad sólo porque no saben dónde hallarla”
D. y C. 123:12.

Como maestros en la Iglesia, tenemos la gran responsabilidad de asegurarnos de que nuestros miembros, nuestros propios jóvenes, no entren en esa lamentable categoría de ser cegados, de los que aun siendo buenos, refinados y dignos hombres y mujeres jóvenes, quedan apartados de las verdades de las Escrituras porque no saben dónde encontrarlas y porque no poseen confianza para utilizar sus libros canónicos.
 
 
Enseñen con el Espíritu

Prepárense y vivan de tal forma que tengan el Espíritu del Señor al enseñar. En nuestro mundo hay tanto que destruye el sentimiento del Espíritu y tanto que puede impedirnos tenerlo con nosotros, que debemos hacer todo lo que podamos por estos jóvenes que son agredidos y bombardeados por lo mundano que los rodea. Es preciso hacer cuanto sea posible para que puedan sentir la dulce y reconfortante presencia del Espíritu del Señor…

En una de las revelaciones más fundamentales de esta dispensación, el Señor dijo: “Y se os dará el Espíritu por la oración de fe; y si no recibís el Espíritu, no enseñaréis”
D. y C. 42:14.

Considero que este versículo quiere decir no sólo que no debemos enseñar sin el Espíritu, sino también que en realidad no podemos enseñar sin Él. El aprendizaje de las cosas espirituales sencillamente no se produce sin la presencia instructiva y confirmadora del Espíritu del Señor.

José Smith parecía estar de acuerdo con esto: “Todos deben predicar el Evangelio por el poder y la influencia del Espíritu Santo; y ningún hombre puede predicar el Evangelio sin el Espíritu Santo”
Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 353.

…Me preocupa cuando parece que una emoción intensa o unas lágrimas que brotan libremente se equiparan con la presencia del Espíritu. Ciertamente el Espíritu del Señor puede producir fuertes sentimientos conmovedores, incluso lágrimas, pero esa manifestación externa no debe ser confundida con la presencia del Espíritu mismo.

He observado a un gran número de mis hermanos a través de los años y hemos compartido algunas experiencias espirituales inenarrables y poco frecuentes. Esas experiencias han sido todas diferentes, cada una especial en su propia manera, y esos momentos sagrados pueden estar acompañados de lágrimas, o no. Muy a menudo es así, pero a veces los acompaña un silencio total. Otras veces se presentan con gozo. Siempre vienen acompañados por una gran manifestación de la verdad, de la revelación al corazón.

Den a sus alumnos la verdad del Evangelio enseñada con poder; ésa es la forma de proporcionarles una experiencia espiritual. Dejen que venga naturalmente y como quiera, tal vez con el derramamiento de lágrimas, pero tal vez no. Si lo que ustedes dicen es la verdad, y la dicen en su pureza y con convicción sincera, los alumnos sentirán el espíritu de la verdad que está siendo enseñada y reconocerán que la inspiración y la revelación han llegado al corazón de ellos.

Así es como edificamos la fe. Así es como fortalecemos los testimonios: con el poder de la palabra de Dios enseñada en pureza y con convicción.

Presten atención a la verdad, estén atentos a la doctrina y permitan que la manifestación del Espíritu venga libremente en todas sus muchas y variadas formas. Permanezcan en los principios sólidos; enseñen con un corazón puro.

Entonces el Espíritu penetrará en su mente y corazón, y en la mente y el corazón de sus alumnos.
 
 
Inviten a los alumnos a buscar directamente a Dios el Padre y a Jesucristo

Estoy seguro de que reconocen el peligro latente de… que sus alumnos desarrollen más lealtad hacia ustedes que hacia el Evangelio… Es por este motivo por lo que deben invitar a sus alumnos a acudir por sí mismos a las Escrituras y no que ustedes simplemente se las presenten y les den su interpretación. Por esta razón deben invitar a los alumnos a sentir el Espíritu del Señor, no sólo darles su propia reflexión personal en cuanto a ello. Por esto, en definitiva, deben invitar a sus alumnos a venir directamente a Cristo, no a alguien que enseñe Sus doctrinas, por muy hábilmente que lo haga. Ustedes no estarán siempre a la disposición de estos alumnos…

Nuestra gran tarea es instruir a los alumnos en los fundamentos de aquello que puede acompañarlos a través de la vida, es dirigirlos hacia Aquél que los ama y puede guiarlos a donde ninguno de nosotros irá. Les ruego que se aseguren de que la lealtad de esos jóvenes sea para con las Escrituras, el Señor y la doctrina de la Iglesia restaurada.

Diríjanlos hacia Dios el Padre y Su Hijo Unigénito, Jesucristo, y hacia los líderes de la Iglesia verdadera… Provéanles de los dones que los sostendrán cuando tengan que hallarse solos.

Al hacer esto, la Iglesia entera será bendecida por las generaciones venideras.
 
 
Procuren llegar a cada individuo

Siempre me ha impresionado el hecho de que el Señor nos trata personal e individualmente. En la Iglesia hacemos muchas cosas en grupos, y necesitamos organizaciones de determinada envergadura para poder administrar bien la Iglesia, pero muchas de las cosas importantes —las cosas más importantes— se hacen individualmente. Bendecimos a los bebés uno por uno, aunque sean mellizos o trillizos.

Bautizamos y confirmamos a los niños de uno en uno.

Tomamos la Santa Cena, somos ordenados al sacerdocio o recibimos las ordenanzas del templo como individuos, como una persona que desarrolla una relación con nuestro Padre Celestial. Puede haber otras personas muy cerca de nosotros durante esas experiencias, tal como hay otros en las aulas; pero el énfasis del cielo recae sobre cada individuo, sobre cada persona.

Cuando Cristo se apareció a los nefitas, dijo:
“Levantaos y venid a mí, para que metáis vuestras manos en mi costado, y para que también palpéis las marcas de los clavos en mis manos y en mis pies…
“Y aconteció que los de la multitud se adelantaron y metieron las manos en su costado, y palparon las marcas de los clavos en sus manos y en sus pies; y esto hicieron, yendo uno por uno, hasta que todos hubieron llegado; y vieron con los ojos y palparon con las manos, y supieron con certeza, y dieron testimonio”
3 Nefi 11:14–15.

Esa experiencia requirió tiempo, pero era importante que cada individuo tuviera la experiencia, que cada par de ojos y cada par de manos tuviera ese testimonio personal y seguro.

Luego, Cristo trató a los niños nefitas exactamente de la misma forma. “Y tomó a sus niños pequeños, uno por uno, y los bendijo, y rogó al Padre por ellos”
3 Nefi 17:21.

Les resultará difícil dar toda la atención personal que algunos de sus alumnos desean así como necesitan, pero traten, de la mejor forma que les sea posible, de pensar en ellos individualmente y hacerles sentir algo personal y especial en el interés de ustedes, sus maestros. Oren para saber qué alumno necesita qué tipo de ayuda, y manténganse sensibles a esos susurros cuando vengan…

Recuerden que la mejor manera de enseñar es uno a uno, y muchas veces eso ocurre fuera del aula…

Al procurar impartir enseñanza individual a cada alumno, es casi seguro que descubrirán que algunos no andan tan bien como otros y que algunos ni siquiera van a clase.

Interésense personalmente en ellos; caminen la segunda milla para invitar y ayudar a la oveja perdida para que vuelva al redil. “Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios”
D. y C. 18:10.

Nuestro Salvador pagó un precio incalculable por cada uno de nosotros y es nuestra responsabilidad hacer todo lo que podamos para cooperar con Él en Su obra. Tenemos que asegurarnos de que el don de la Expiación se extienda a cada uno de los jóvenes sobre los que tenemos responsabilidad. En el caso de ustedes, eso significa mantenerlos en plena actividad en sus clases.

Presten atención especial a aquellos que quizá tengan dificultades, y vayan, según sea necesario, a encontrar a la oveja perdida. Una postal, una llamada telefónica o, si es posible, una visita personal a un hogar, en muchos casos tendrán resultados maravillosos. La atención personal a una persona joven que apenas está comenzando a perderse puede ahorrar horas y horas —ciertamente, años y años— de esfuerzo posterior en nuestro intento de llevar de nuevo a esa persona al camino de la actividad.

Hagan todo lo que puedan para fortalecer a los fuertes y para volver a anclar a los que se hayan desviado en esa época de su vida.
 
 
Enseñen mediante el ejemplo

Es bien necesario que nosotros [como maestros] demos un ejemplo apropiado y seamos diligentes y vigilantes en nuestra propia vida, que guardemos el día de reposo y que honremos a los líderes del barrio, de la estaca y de la Iglesia.

Nada indebido debería salir de nuestros labios que pudiera dar a un niño el derecho o el privilegio de hacer algo incorrecto. Ciertamente, si decimos o hacemos algo malo, los niños tendrán licencia para seguirnos.

El ejemplo lleva consigo una influencia mucho más poderosa que el precepto. Aquel que desee persuadir a los demás a hacer lo correcto, debe practicarlo él mismo. Es cierto que quien se rige por buenos preceptos por el hecho de que son buenos, y no se deja influenciar por la conducta indebida de los demás, será recompensado más abundantemente que aquel que dice pero no hace…

Los niños son propensos a imitar a las personas en quienes confían. Cuanto mayor sea su confianza, más dispuestos estarán a aceptar las buenas y las malas influencias. Los buenos miembros sienten respeto por la bondad auténtica dondequiera que la ven y procurarán imitar los buenos ejemplos.

La fórmula para ser un gran maestro no consiste sólo en guardar los mandamientos del Señor y abogar por ellos, sino obtener el espíritu de la enseñanza por medio de la oración.

Al obtener ese espíritu y guardar los mandamientos del Señor, andando en obediencia ante Él, entonces cambiará la vida de las personas en quienes influyamos y estarán motivadas a vivir una vida recta.

Todo maestro debe tener un testimonio personal de que Dios vive, de la misión divina de Jesucristo y de la realidad de la aparición del Padre y el Hijo a José Smith. No sólo ha de tener ese conocimiento y testimonio, sino que debe ansiar expresar sus creencias sin titubeos a todos los que vengan para aprender.
 
 

"La enseñanza eficaz del Evangelio lleva a la “transformación del alma humana”.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Barrio de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Las congregaciones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días están organizadas geográficamente, y sus miembros asisten a los servicios de adoración cerca de su casa. Cada miembro pertenece a un barrio o a una rama. Al líder laico de un barrio, es decir, una persona que no recibe formación religiosa formal ni recibe remuneración por su servicio, se le llama obispo; él es miembro de la congregación y se le ha pedido que sirva voluntariamente en ese puesto.

Cada barrio tiene clases y actividades para grupos de diversas edades:niños, jóvenes y adultos. Son sus mismos miembros quienes aportan el tiempo y el esfuerzo necesarios para dirigir el barrio y atender las necesidades de los miembros. Los líderes locales les piden a la mayoría de los miembros que colaboren en funciones específicas, y los deberes que realizan son administrativos, didácticos o de servicio. Con el tiempo, se van cambiando esas responsabilidades, de acuerdo con las necesidades de la congregación.

Los miembros de un barrio asisten juntos el domingo y realizan actividades entre semana. Un barrio es una comunidad donde los mormones entablan amistades y se apoyan mutuamente en su esfuerzo por seguir y adorar a Jesucristo. Todos son bienvenidos a asistir a los servicios de adoración dominicales.

Varios barrios conforman una estaca, lo que es similar a una diócesis católica. El líder de la estaca es el presidente de estaca. En regiones donde hay menos miembros de la Iglesia, los Santos de los Últimos Días están organizados en distritos y ramas en lugar de barrios y estacas. Al líder laico de una rama se le llama el presidente de rama.

domingo, 13 de noviembre de 2016

AYUDA HUMANITARIA EN LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

Además de sus actos de servicio pequeños y personales, los mormones hacen grandes donaciones, de manera organizada, a lugares que precisan ayuda. Desde que se empezó a llevar un registro en 1985, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha donado más de 1.000 millones de dólares en efectivo y en materiales a 167 países que han necesitado ayuda humanitaria. Envió por avión carpas (tiendas de campaña), lonas, pañales y otros suministros a las zonas de Chile afectadas por el terremoto de febrero de 2010, y dos aviones, cada uno con más de 36.000 kg de alimentos y artículos para emergencias a Haití en enero de 2010 tras el catastrófico terremoto. La organización de la Iglesia a nivel local, nacional e internacional permite coordinar rápidamente su trabajo de auxilio para que los alimentos, los suministros y los trabajadores puedan llegar en el momento en que más se los necesita.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no discrimina a ninguna afiliación religiosa, étnica ni nacionalidad. Ofrece esperanza y la posibilidad de una vida que supere la enfermedad, la pobreza y la desesperación. Todo ello forma parte del plan de Dios de que llevemos las cargas los unos de los otros y actuemos como Sus manos en la tierra. El programa de bienestar de la Iglesia también ayuda a las personas que tienen necesidades a nivel local, a quienes ofrece ayuda temporal en forma de alimentos, ropa y en la búsqueda de empleo. A los que reciben ayuda se les da la oportunidad de trabajar a cambio de ella, cuando es posible.

sábado, 12 de noviembre de 2016

ARTÍCULOS DE FE

Trece declaraciones breves escritas por José Smith que resumen algunas de las doctrinas básicas de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

1. Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo.
  
2. Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la transgresión de Adán.
 
3. Creemos que por la Expiación de Cristo, todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio.
 
4. Creemos que los primeros principios y ordenanzas del Evangelio son: primero, Fe en el Señor Jesucristo; segundo, Arrepentimiento; tercero, Bautismo por inmersión para la remisión de los pecados; cuarto, Imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo.
 
5. Creemos que el hombre debe ser llamado por Dios, por profecía y la imposición de manos, por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas.
 
6. Creemos en la misma organización que existió en la Iglesia Primitiva, esto es, apóstoles,profetas, pastores, maestros, evangelistas, etc.
 
7. Creemos en el don de lenguas, profecía, revelación, visiones, sanidades, interpretación de lenguas, etc.
 
8. Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente; también creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios.
 
9. Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios.
 
10. Creemos en la congregación literal del pueblo de Israel y en la restauración de las Diez Tribus; que Sión (la Nueva Jerusalén) será edificada sobre el continente americano; que Cristo reinará personalmente sobre la tierra, y que la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca.
 
11. Reclamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: que adoren cómo, dónde o lo que deseen.
 
12. Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley.
 
13. Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer el bien a todos los hombres; en verdad, podemos decir que seguimos la admonición de Pablo: Todo lo creemos, todo lo esperamos; hemos sufrido muchas cosas, y esperamos poder sufrir todas las cosas. Si hay algo virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza, a esto aspiramos.

viernes, 11 de noviembre de 2016

¿Por qué y en qué aspectos son diferentes los mormones?

A los representantes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se les suele preguntar si la Iglesia se ha ido alineando con el tiempo a la “corriente dominante”.

Si irse alineando a la “corriente dominante” significa que a los Santos de los Últimos Días se les ha ido considerando cada vez más una parte relevante, significativa y participativa de la sociedad —particularmente en los Estados Unidos, donde ya hay más de seis millones de miembros—, entonces, claro está, la respuesta es “sí”. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, fundada en el estado de Nueva York en 1830 con tan sólo seis miembros, es hoy en día la cuarta iglesia más grande de los Estados Unidos, según estimaciones independientes.

De ello se desprende que sus miembros se encuentren en cada estrato social: en el ámbito empresarial y en la agricultura, en la educación y en las ciencias, en los partidos políticos y en el gobierno, en la industria del entretenimiento y en el mundo informativo. De hecho, es más probable que la gente conozca amigos, vecinos y compañeros de trabajo que sean Santos de los Últimos Días, y quizás no sepan tanto de la Iglesia en sí como institución o sus enseñanzas. Esto también es así en muchos otros países fuera de los Estados Unidos.

Si irse alineando a la “corriente dominante” significa que la Iglesia ha ido perdiendo las creencias que caracterizan la esencia de su mensaje, la respuesta es distinta. Si bien se respetan las opiniones divergentes de otras personas religiosas, los líderes de la Iglesia desean comunicar con claridad las creencias que definen a los Santos de los Últimos Días.

Las siguientes son algunas de las diferencias más importantes en las creencias y las prácticas entre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y otras iglesias cristianas.
 
 
  
La Restauración

Debido a que los Santos de los Últimos Días creen que la autoridad apostólica divina se perdió después de la muerte de los antiguos apóstoles, se hacía necesario que se llevara a cabo una restauración de dicha autoridad. Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días creen que dicha restauración empezó a principios del siglo XIX con revelaciones dadas al joven José Smith.
 
 
 
La Trinidad

Entre las diferencias más notables con otras iglesias cristianas se hallan las relacionadas con la naturaleza de Dios, de Jesucristo y del Espíritu Santo. Juntos integran lo que los Santos de los Últimos Días denominan la Trinidad.
 
 
 
Profetas contemporáneos, revelación continua y nuevas Escrituras

Los Santos de los Últimos Días creen que Dios aún habla a la humanidad, que Él ha llamado a nuevos apóstoles y profetas, y que la revelación fluye en la actualidad tal como ocurrió en la antigüedad. Es más, muchas de esas revelaciones se han incorporado formalmente a nuevos tomos de Escritura, como por ejemplo, el Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo; Doctrina y Convenios, que es una recopilación de revelaciones dadas a José Smith y a posteriores presidentes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; y La Perla de Gran Precio, que incluye los escritos de Moisés y Abraham, así como escritos contemporáneos de José Smith.
  
 
 
El Plan de Salvación

La teología de los Santos de los Últimos Días incluye lo que los mormones denominan el “plan de salvación”, un tema que abarca el estado premortal de todo el género humano, las razones por las que Dios creó el mundo, la naturaleza y el propósito de nuestra vida aquí y el futuro que nos aguarda en la vida venidera.
 
 
 
Los templos y su propósito

El propósito principal de la obra del templo es “sellar” o unir a las familias con la expectativa de que las relaciones familiares continúen más allá de la muerte. Los mismos ritos del templo pueden efectuarse a favor de personas fallecidas. No existe un equivalente a las prácticas del templo en otras iglesias cristianas.
 
 
 
El programa misional

La diferencia existe más bien en la práctica que en el aspecto doctrinal, ya que muchas iglesias cristianas envían misioneros a predicar el Evangelio. No obstante, el programa misional de la Iglesia se distingue y se reconoce por la gran cantidad y la extensa distribución de los misioneros, por la duración y la variedad del servicio que prestan y por su apariencia y su prédica de un Evangelio restaurado.
 
 
 
Clero laico

La Iglesia de Jesucristo no tiene un clero profesional de tiempo completo a nivel de congregación. Aún en los niveles más altos de la Iglesia, los líderes llamados a ser apóstoles de tiempo completo abandonan profesiones más lucrativas para servir en un llamamiento vitalicio como “testigos especiales de Jesucristo” y para supervisar la Iglesia en todo el mundo.
 
 
 
Prácticas de salud

El abstenerse de tomar alcohol no es exclusivo de los Santos de los Últimos Días. Sin embargo, entre ellos se espera que esa abstinencia sea completa, y que también lo sea el abstenerse del tabaco, el té y el café.

lunes, 7 de noviembre de 2016

LA FAMILIA: UNA PROCLAMACIÓN Y ADVERTENCIA.

Gordon B. Hinckley,  decimoquinto presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuyos fuertes sentimientos por la preservación de la familia tradicional son muy conocidos; guió a una organización que representa a menos del uno por ciento de la población mundial.

Como guía de una fe considerada por sus adeptos como la  "restauración" de la iglesia que Jesucristo que se estableció hace dos milenios, el presidente Hinckley fue reconocido por los miembros de la Iglesia como un profeta de Dios y comparan su advertencia con la revelación y las Escrituras. Él decidió hacer público el documento "La familia: Una proclamación para el mundo" en una reunión de la organización que representa a las mujeres de la Iglesia, advirtiendo que aquellos que contribuyen a la desintegración de la familia, "un día deberán responder ante Dios".

Uno de los consejeros del presidente Hinckley en la Primera Presidencia, James E. Faust, expresó que fue apropiado que la proclamación se leyera por primera vez a las mujeres de la Iglesia, "porque ustedes, madres, son el corazón y el alma de la familia".
Las madres pueden ser "el corazón y el alma", pero la proclamación está destinada al esposo y a la esposa como "iguales" en la familia, destacando que la madre tiene la "responsabilidad primordial de criar a sus hijos" y el padre tiene la "responsabilidad de proteger la familia y de proveerle las cosas necesarias de la vida".

La orientación hacia la familia en la Iglesia es bien conocida por el énfasis que se pone en la historia familiar y la genealogía. "La Familia: Una Proclamación para el Mundo" es una declaración de la naturaleza divina de la unidad familiar y da dirección en cuanto a cómo nutrir las buenas relaciones familiares.

"La familia: Una proclamación para el mundo", publicada formalmente en septiembre de 1995, provino desde el cuerpo gubernamental mayor de la Iglesia: la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles.

"La familia es ordenada por Dios", dice la proclamación. Entre otras cosas, bosqueja la idea que tiene la Iglesia con respecto al matrimonio: reconocido divinamente solo "entre un hombre y una mujer"; el deber del esposo y la esposa hacia los hijos, que "los padres tienen la responsabilidad sagrada de educar a sus hijos dentro del amor y la rectitud"; la moralidad, por la cual el esposo y la esposa "honran  sus promesas matrimoniales con fidelidad completa"; y el ser hombre o mujer que "es una característica esencial de la identidad y el propósito eternos de los seres humanos en la vida pre mortal, mortal y eterna".

Cuando se le preguntó en una conferencia de prensa en Tokio, en 1996, por qué había publicado el documento "La familia: Una proclamación para el mundo", el presidente Hinckley dijo: "Porque la  familia está siendo atacada. En todas partes del mundo la familia se está desmoronando".

Agregó: "El lugar para empezar a mejorar la sociedad es el hogar. Los niños, por lo general, hacen lo que se les ha enseñado. Estamos tratando de hacer que el mundo sea mejor al fortalecer a la familia".
En una entrevista con un periodista del diario nacional español El País, dijo: "No pueden tener una nación fuerte sin familias fuertes: El padre, la madre y los hijos como una unidad trabajando juntos".

La proclamación hace un llamado a los "ciudadanos responsables y a los representantes de los gobiernos de todo el mundo a fin de que ayuden a promover medidas destinadas a fortalecer la familia y mantenerla como base fundamental de la sociedad".

sábado, 29 de octubre de 2016

EL ORAR

Hola Hermanos, ¿cómo están?:

Les cuento que el próximo pasado lunes 24 de octubre tuve una Noche de Hogar muy grata aquí en mi hogar. El motivo de esta publicación es compartirles la Lección que se propuso, esperando les sea de mucha utilidad para todos, me despido enviando bendiciones.

NUESTRO PADRE  CELESTIAL CONTESTA  NUESTRAS ORACIONES

"Allegaos a mí, y yo me allegaré a vosotros; buscadme diligentemente, y me hallaréis; pedid, y recibiréis; llamad, y se os abrirá".
Doctrina y Convenios 88:63

OBJETIVO
Ayudar a desarrollar un sincero deseo de orar y de saber que siempre recibirán una respuesta a sus oraciones porque nuestro Padre Celestial los ama.

LECCIÓN
¿Tienen la confianza suficiente para dirigirse al Padre Celestial en oración y comunicarle sus pensamientos, problemas y necesidades?

Hay que tener certeza de que no importa cuan difíciles sean las decisiones o las pruebas por las cuales tengamos que pasar, siempre encontraremos la ayuda y el consuelo de un amoroso y sabio Padre Celestial. 

"Si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y ellos oran, y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra".
Crónicas 7:14

"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá."
Mateo 7:7-8.

PREPARACIÓN

"Sino que os humilléis ante el Señor, e invoquéis su santo nombre, y veléis y oréis incesantemente, para que no seáis tentados más de lo que podáis resistir, y así seáis guiados por el Santo Espíritu, volviéndoos humildes, mansos, sumisos, pacientes, llenos de amor y de toda longanimidad."
Alma 13:28

*Mediten acerca de sus propias experiencias que hayan tenido relacionadas con la oración.

*También lean el capítulo 8 de Principios del evangelio, "Debemos orar a nuestro Padre Celestial", pág. 37.

*Compartir con los demás una experiencia basada en oraciones que hayan sido contestadas.

SUGERENCIAS PARA EL CONTENIDO DE LA LECCIÓN

"Nuestro Padre Celestial escucha nuestras oraciones."

El obispo H. Burke Peterson dice:
   "Quiero que sepáis que cada vez que un hijo de nuestro Padre Celestial se arrodilla a conversar con Él, Él lo escucha. Una de las cosas de las que estoy más seguro en este mundo es que nuestro Padre Celestial escucha cada oración de sus hijos. Sé que nuestras oraciones llegan hasta el cielo y, no obstante el error que hayamos cometido, Él nos escucha."
"También creo que nos contesta y que no hace caso omiso a sus hijos cuando se dirigen a El."

¿Ustedes creen que nuestro Padre Celestial escucha nuestras oraciones?

¿Por qué creen que escucha hasta a los que han cometido errores? (Porque Él ama a todos. Somos sus hijos y desea ayudarnos.)

¿Piensan que nuestro Padre Celestial escucha sus oraciones?

Escuchen y piensen en qué forma este cuentecito se puede comparar con la oración:

Era un sábado por la mañana, y el padre de la casa estaba en el hogar. Había llevado trabajo a casa y se fue a una habitación en donde pudiera estar a solas. Apenas había empezado cuando llegó su hijita llorando porque alguien le había roto su muñeca. El padre le dijo que no se preocupara, que él repararía la muñeca. La pequeñita dio las gracias al padre y salió corriendo para volver a jugar.

¿Escuchó el padre a la hija cuando ésta necesitó ayuda?

Después de haber salido la pequeña, entró otro de los niños. Pidió a su papá un poco de dinero para comprar un barco de juguete y salir a jugar con sus amigos. El padre se tomó el tiempo necesario para explicar al niño que ya le había dado suficiente dinero, el cual él debió haber ahorrado para comprar ese barco de juguete.

¿Dejó el padre de escuchar al niño cuando éste necesitó ayuda?
¿Fue la respuesta del padre positiva o negativa? ¿Por qué?

La siguiente interrupción la hizo la hija adolescente. Deseaba un nuevo vestido para el baile que se aproximaba. La respuesta del papá fue que iba a ser necesario que esperara para obtener un nuevo vestido. Le indicó que si ahorraba la mayor parte del dinero necesario para el vestido, él le daría lo que faltaba para completar el valor del mismo.

¿Escuchó el padre a la hija?
¿Cuál fue la respuesta que él dio esta vez? (Le dijo que debía esperar, o le dijo que sí, pero que no iba a recibir lo que necesitaba en ese preciso momento.)

El hijo, también adolescente, fue el siguiente. Estaba haciendo sus labores escolares y necesitaba ayuda con un problema. El papá le dio algunas sugerencias, pero no le resolvió el problema. Unos mihutos más tarde, volvió a entrar el joven y le dijo:
—Papá, gracias por la idea que me diste; todo salió bien.

¿Ayudó el padre a su hijo? ¿En qué forma?

La última interrupción la hizo el niño más pequeño de la' familia. Su padre lo miró cariñosamente y le preguntó:
—¿Qué deseas hijo?
—No quiero nada —respondió el pequeño mientras ponía sus bracitos alrededor del cuello del papá y le daba un beso—. Sólo deseo estar contigo.

¿Por qué piensan que los hijos fueron a pedir ayuda a su papá?

¿Qué evidencia existe de que el padre, en este caso, amaba a sus hijos?

¿En qué manera podemos comparar este relato con la oración?

Nuestras oraciones siempre son contestadas.
Explique que muchas veces no todos los padres están disponibles cuando los necesitamos, como en el caso del relato anterior; sin embargo, nuestro Padre Celestial siempre escucha. Explique a su familia que siempre puede orar a nuestro Padre, no importa la hora o la razón, y Él contestará todas las oraciones.

Que alguien lea en voz alta:

"Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le piden."
Mateo 7:11.

¿Cuál piensan que es el significado de este pasaje?

Permitir que los miembros compartan sus experiencias relacionadas con oraciones que han sido contestadas.

Indicar a todos los presentes que debido al amor que nuestro Padre Celestial tiene para nosotros, Él contestará nuestras oraciones en la manera que Él crea más conveniente para nosotros.

Algunas veces la respuesta será positiva; otras, negativa, y habrá ocasiones en que la contestación será que debemos esperar, o nos permitirá que nosotros encontremos la mejor respuesta.

Mencionar que nuestro Padre Celestial sabe lo que nos conviene, y nos dará "lo mejor" de las cosas para ayudarnos, todo por el gran amor que nos tiene.

No siempre reconocemos las respuestas a las oraciones.

¿Han sentido alguna vez que sus oraciones no fueron contestadas?

Explicar que algunas veces no nos damos cuenta de cuando nuestro Padre Celestial contesta nuestras oraciones, pero más tarde comprendemos que Él ya nos había contestado.

Narre la siguiente historia para ilustrar este punto.

El hermano Cardoza se había mudado recientemente a una linda cabaña cerca del bosque donde él trabajaba. Estaba muy agradecido por su hija y su bella esposa, la cual estaba embarazada, por lo que pronto tendrían otro miembro más en la familia.
Una noche, se arrodillaron alrededor de la mesa. Agradecieron a nuestro Padre Celestial por todas las bendiciones y le pidieron su protección.
Cuando la familia se sentó a la mesa para cenar, escucharon los espantosos ruidos del viento, que silbaba a través de los árboles en el bosque cercano.
De repente, el viento derribó un árbol gigante. Cinco árboles de diferentes clases se cayeron, uno tras otro. Uno de éstos cayó sobre el techo de la pequeña cabana, rompiendo varias de las vigas que lo sostenían. Una de las vigas cayó sobre la cabeza del hermano Cardoza y le hirió.
Afortunadamente nadie recibió heridas graves; sin embargo, el hermano Cardoza y su familia tuvieron que regresar a la ciudad durante todo el invierno y vivieron con algunos de sus parientes.
El hermano Cardoza regresó solo al bosque para continuar con su trabajo.

¿Piensan que la oración familiar fue contestada?

El hermano Cardoza recuerda lo que pasó por su mente: "Mi hogar se convirtió en escombros y tuve que estar separado de mi familia. Sentí que el Señor no había contestado nuestras oraciones y no me imaginaba cómo pudo haber dejado que esto nos pasara".
El hermano Cardoza continúa: "Más tarde me di cuenta de cuan errado estaba al pensar que el Señor no había escuchado nuestras oraciones. Ese invierno las nevadas fueron tan intensas que muchas familias no pudieron salir de sus hogares durante toda esa estación. Si nos hubiésemos quedado en la cabana, no habríamos tenido alimentos ni doctor para ayudar a mi esposa con el nuevo bebé. Con toda seguridad hubiera perdido a mi esposa y quizá también a la recién nacida, o a las dos. Comprendí que el Señor había escuchado y contestado nuestra oración de esa manera para nuestra propia protección. "

Explicar que algunas veces, así como el hermano Cardoza, no reconocemos las respuestas a nuestras oraciones porque no podemos captar todo tan claramente como lo hace nuestro Padre Celestial.

¿Ha orado alguna vez sin reconocer la respuesta a su oración sino hasta mucho tiempo después?

Permitir que los miembros den varios ejemplos.

Recordar que nuestro Padre Celestial contesta todas las oraciones y que siempre debemos confiar en Él, pues sabe lo que es mejor para todos. (véase Doctrina y Convenios 88:64, 112:10).

Como ejemplo, narrar la historia de Daniel 

Daniel 6:1-23.

¿Este conocimiento cambia en alguna manera nuestra actitud?

¿Cambia en alguna manera nuestra actitud saber que nuestro Padre Celestial en realidad escucha nuestras oraciones?

Comentar que el saber que nuestro Padre Celestial escucha nuestras oraciones y se interesa por nosotros debe influir en la manera en que oramos, en lo que pedimos y hasta en la manera en que recibimos las respuestas que nos da (véase 2 Nefi 32:9, Alma 34:26, Doctrina y Convenios 46:30).

Expresar la seguridad que sentimos al saber que sus hijos pueden acercarse más a Dios por medio de las oraciones sinceras cuando necesitan ayuda.

Instar a orar con más sinceridad, confiando en que nuestro Padre Celestial contestará nuestras oraciones.

viernes, 14 de octubre de 2016

¿QUIÉN ES JESUCRISTO?

En una reunión que tuvo con los Doce en Cesarea de Filipo, Jesús les preguntó:

“…Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Simón Pedro, el apóstol principal, le respondió: “…Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” 
Mateo 16:15–16

y más adelante testificó que Jesús había sido

"ya ordenado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor a vosotros."
1 Pedro 1:20

Él estuvo “en el principio con el Padre, y es el Primogénito”

"Y ahora, de cierto os digo, yo estuve en el principio con el Padre, y soy el Primogénito."
D. y C. 93:21

Cuando el plan del Padre se presentó

"Porque he aquí, si Adán hubiese extendido su mano inmediatamente, y comido del árbol de la vida, habría vivido para siempre, según la palabra de Dios, sin tener un tiempo para arrepentirse; sí, y también habría sido vana la palabra de Dios, y se habría frustrado el gran plan de salvación.
Mas he aquí, le fue señalado al hombre que muriera —por tanto, como fueron separados del árbol de la vida, así iban a ser separados de la faz de la tierra— y el hombre se vio perdido para siempre; sí, se tornó en hombre caído.
Y ahora bien, ves por esto que nuestros primeros padres fueron separados de la presencia del Señor, tanto temporal como espiritualmente; y así vemos que llegaron a ser personas libres de seguir su propia voluntad.
Y he aquí, no era prudente que el hombre fuese rescatado de esta muerte temporal, porque esto habría destruido el gran plan de felicidad."
Alma 42;5-8

—el plan de salvación y felicidad—

"Y he aquí, ahora yo os testificaré de mí mismo que estas cosas son verdaderas. He aquí, os digo que yo sé que Cristo vendrá entre los hijos de los hombres para tomar sobre sí las transgresiones de su pueblo, y que expiará los pecados del mundo, porque el Señor Dios lo ha dicho." 
Alma 34:9

se necesitaba uno que expiara a fin de proporcionar redención y misericordia a todos los que aceptaran el plan

"Y así la misericordia satisface las exigencias de la justicia, y ciñe a los hombres con brazos de seguridad; mientras que aquel que no ejerce la fe para arrepentimiento queda expuesto a las exigencias de toda la ley de la justicia; por lo tanto, únicamente para aquel que tiene fe para arrepentimiento se realizará el gran y eterno plan de la redención."
Alma 34:16

"¿No es tan necesario que el plan de redención se dé a conocer a este pueblo, así como a sus hijos?"
Alma 39:18

"Ahora bien, no se podría realizar el plan de la misericordia salvo que se efectuase una expiación; por tanto, Dios mismo expía los pecados del mundo, para realizar el plan de la misericordia, para apaciguar las demandas de la justicia, para que Dios sea un Dios perfecto, justo y misericordioso también."
Alma 42:15

Y el Señor dijo: ¿A quién enviaré?

"Y respondió uno semejante al Hijo del Hombre: Heme aquí; envíame. Y otro contestó, y dijo: Heme aquí; envíame a mí. Y el Señor dijo: Enviaré al primero."
Abraham 3:27

"Pero, he aquí, mi Hijo Amado, que fue mi Amado y mi Escogido desde el principio, me dijo: Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre."
Moisés 4:2

En preparación, se creó la tierra:

"Y las he creado por la palabra de mi poder, que es mi Hijo Unigénito, lleno de gracia y de verdad."
Moisés 1:33

"y de aclarar a todos cuál es la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas por medio de Jesucristo."
Efesios 3:9

"Y también para que sepáis de la venida de Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el principio; y para que sepáis acerca de las señales de su venida, con objeto de que creáis en su nombre."
Helamán 14:12

"Y sucedió que el Señor habló a Moisés, diciendo: He aquí, te revelo lo concerniente a este cielo y a esta tierra; escribe las palabras que hablo. Soy el Principio y el Fin, el Dios Omnipotente; he creado estas cosas por medio de mi Unigénito; sí, en el principio creé los cielos y la tierra sobre la cual estás."
Moisés 2:1

Boyd K. PackerPresidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

lunes, 26 de septiembre de 2016

LA EXPIACIÓN DE JESUCRISTO

"Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios; porque he aquí, el Señor vuestro Redentor padeció la muerte en la carne; por tanto, sufrió el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a él" .

Doctrina y Convenios 18:10-11
 
 
Hola estimados Hermanos y lectores de este mi blog de aprendizaje, como lo dice el título de esta entrada hoy trataremos de comprender la expiación de nuestro Salvador Jesucristo, espero les guste la publicación.
Para lograr una comprensión integral de la Expiación debemos recordar un poco de la vida preterrenal que todos tuvimos, ¿listos?
 
 
La vida preterrenal
Antes de nacer en la tierra, vivíamos en la presencia de nuestro Padre Celestial como Sus hijos procreados como espíritus.
 
 
Y el Señor me había mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron organizadas antes que existiera el mundo; y entre todas estas había muchas de las nobles y grandes; y vio Dios que estas almas eran buenas, y estaba en medio de ellas, y dijo: A estos haré mis gobernantes; pues estaba entre aquellos que eran espíritus, y vio que eran buenos; y me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos; fuiste escogido antes de nacer.
Abraham 3:22-23
 
 
En esa existencia preterrenal, participamos en un concilio junto con los demás hijos del Padre Celestial procreados como espíritus. En ese concilio, el Padre Celestial presentó Su plan y Jesucristo hizo convenio en la vida preterrenal de ser el Salvador.

Nosotros utilizamos nuestro albedrío para seguir el plan del Padre Celestial, A los que siguieron a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo se les permitió venir a la Tierra para experimentar la condición de seres mortales y progresar hacia la vida eterna. Lucifer, otro hijo de Dios procreado en espíritu, se rebeló contra el plan y llegó a ser Satanás. Él y sus seguidores fueron expulsados del cielo y se les negaron los privilegios de recibir un cuerpo físico y de experimentar la vida terrenal.
 
 
Así pues, los hombres son libres según la carne; y les son dadas todas las cosas que para ellos son propias. Y son libres para escoger la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador de todos los hombres, o escoger la cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo; pues él busca que todos los hombres sean miserables como él.
2 Nefi 2:27
 

Pues bien, una vez recordado un poco esto ahora pasemos de lleno a tratar de comprender.
 
 
 
La Expiación de Jesucristo
Jesucristo fue preordenado en el concilio de la vida preterrenal para ser nuestro Salvador y Redentor. Vino a la tierra y padeció y murió por su propia voluntad para redimir a todo el género humano de los efectos negativos de la Caída y para pagar el castigo por nuestros pecados. La victoria de Jesucristo sobre la muerte espiritual y la física mediante Su sufrimiento, muerte y resurrección se llama la Expiación. Su sacrificio beneficia a cada uno de nosotros y demuestra el valor infinito de cada hijo del Padre Celestial.
Solo por medio de Jesucristo podemos ser salvos, ya que Él era el único capaz de realizar una expiación infinita y eterna por todo el género humano.
 
 
Porque es necesario que se realice una expiación; pues según el gran plan del Dios Eterno, debe efectuarse una expiación, o de lo contrario, todo el género humano inevitablemente debe perecer; sí, todos se han endurecido; sí, todos han caído y están perdidos, y, de no ser por la expiación que es necesario que se haga, deben perecer. Porque es preciso que haya un gran y postrer sacrificio; sí, no un sacrificio de hombre, ni de bestia, ni de ningún género de ave; pues no será un sacrificio humano, sino debe ser un sacrificio infinito y eterno.
Alma 34:9-10
 
 
Solamente Él tenía el poder para vencer la muerte física. De María, Su madre terrenal, heredó la capacidad de morir; de Dios, Su Padre inmortal, heredó el poder de vivir para siempre o de entregar la vida y volverla a tomar. Él solo podía redimirnos de nuestros pecados; puesto que llevó una vida perfecta y sin pecado, estaba libre de las demandas de la justicia y podía pagar la deuda por quienes se arrepienten. La expiación de Jesucristo incluyó Su padecimiento por los pecados de la humanidad en el Jardín de Getsemaní, el derramamiento de Su sangre, Su sufrimiento y muerte en la cruz, y Su resurrección literal. Él fue el primero en resucitar. Se levantó de la tumba con un cuerpo glorificado e inmortal de carne y hueso.
 
 
Y mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: Paz a vosotros. Entonces ellos, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu. Mas él les dijo: ¿Por qué estáis turbados y surgen dudas en vuestros corazones? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
Lucas 24:36-39
 
 
Debido a Su expiación, todo el género humano resucitará con un cuerpo perfecto e inmortal, y serán llevados de regreso a la presencia de Dios para ser juzgados. El sacrificio expiatorio de Jesucristo proporcionó el único modo de que seamos limpiados y perdonados por nuestros pecados a fin de poder morar en la presencia de Dios eternamente.
 
 
Porque he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten; mas si no se arrepienten, tendrán que padecer así como yo; padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera, tanto en el cuerpo como en el espíritu, y deseara no tener que beber la amarga copa y desmayar. Sin embargo, gloria sea al Padre, bebí, y acabé mis preparativos para con los hijos de los hombres.
Doctrina y Convenios 19:16-19
 
 
Como parte de Su expiación, Jesucristo no solo padeció por nuestros pecados, sino que también tomó sobre sí los dolores, tentaciones, enfermedades y dolencias de todo el género humano.
 
 
Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo. Y tomará sobre sí la muerte, para soltar las ligaduras de la muerte que sujetan a su pueblo; y sus debilidades tomará él sobre sí, para que sus entrañas sean llenas de misericordia, según la carne, a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las debilidades de ellos. Ahora bien, el Espíritu sabe todas las cosas; sin embargo, el Hijo de Dios padece según la carne, a fin de tomar sobre sí los pecados de su pueblo, para borrar sus transgresiones según el poder de su liberación; y he aquí, este es el testimonio que hay en mí.
Alma 7:11-13
 
 
Él comprende nuestros padecimientos porque los ha experimentado. Al acudir a Él con fe, el Salvador nos fortalecerá para que llevemos nuestras cargas y logremos tareas que no podríamos realizar por nuestra propia cuenta.
 
 
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.
Mateo 11:28-30
 
 
Sin embargo, al pagar el precio de nuestros pecados, Jesucristo no nos eximió de nuestra responsabilidad personal. A fin de aceptar Su sacrificio, ser limpiados de nuestros pecados y heredar la vida eterna, debemos ejercer la fe en Él, arrepentirnos, bautizarnos, recibir el Espíritu Santo, y perseverar fielmente hasta el final de la vida.
 
 
He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo. Y he aquí, soy la luz y la vida del mundo; y he bebido de la amarga copa que el Padre me ha dado, y he glorificado al Padre, tomando sobre mí los pecados del mundo, con lo cual me he sometido a la voluntad del Padre en todas las cosas desde el principio.
3 Nefi 11:10-11
 
 
Pues bien mis hermanos, ¿se han dado cuenta de todo lo que significa el sacrificio que hizo aquél, el hijo de Dios hecho hombre, hace 2016 años? Algo verdaderamente valiosísimo para que tú o yo estemos en calidad de consentidos teniendo la oportunidad de estar aprendiendo y, al término de nuestra vida terrenal y según como elegimos llevarla, regresar a la gloria celestial. Por lo tanto, te invito a que conozcamos el Evangelio Restaurado...
 
 
Y ahora, después de los muchos testimonios que se han dado de él, este es el testimonio, el último de todos, que nosotros damos de él: ¡Que vive!
Porque lo vimos, sí, a la diestra de Dios; y oímos la voz testificar que él es el Unigénito del Padre; que por él, por medio de él y de él los mundos son y fueron creados, y sus habitantes son No engendrados hijos e hijas para Dios.
Doctrina y Convenios 76:22-24
 
 
... y lo cumplamos para ser merecedores; pero verdaderamente ejercerlo aunque parezca muy difícil llevarlo a cabo porque Jesucristo prometió mucho para aquellos que lo siguieran, todo un reino, pero también recordemos que su reino no es de este mundo como Él lo exclamara.
¡Vamos: Arriba, Ánimo y Adelante!
 
 
Porque el hombre natural es enemigo de Dios, y lo ha sido desde la caída de Adán, y lo será para siempre jamás, a menos que se someta al influjo del Santo Espíritu, y se despoje del hombre natural, y se haga santo por la expiación de Cristo el Señor, y se vuelva como un niño: sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor y dispuesto a someterse a cuanto el Señor juzgue conveniente infligir sobre él, tal como un niño se somete a su padre.
Mosíah 3:19

Fuente: lds.org

jueves, 15 de septiembre de 2016

"TODO LO QUE TIENE UN INICIO TIENE UN FINAL"

“¿De dónde vine?” “¿Cuál es mi propósito en la vida?” “¿A dónde iré después de esta vida?”

Decidí titular así esta publicación porque muchos hermanos que aún no conocen la verdad le temen en gran cantidad a la muerte, obviamente esto es porque NO SABEN DEL PLAN DE SALVACIÓN QUE EL PADRE CELESTIAL TIENE PARA NOSOTROS.

El título más hace referencia a que "todo lo que inicia tiene un objetivo" .

Pero, ¿qué es El Plan de Salvación?
Alma 22:13 nos enseña:
“El plan de salvación… fue preparado desde la fundación del mundo, por medio de Cristo, para cuantos quisieran creer en su nombre”.

Con esto quiero creer que existe algo más para nosotros, y esto lo vino a compartir nuestro Salvador El Hijo del Padre Celestial, Jesucristo. Pero bueno bueno, vayamos a tratar de comprender las preguntas iniciales de la publicación.

¿De dónde vine?
Aunque no pueda recordarlo, ni tú tampoco, antes de venir a esta tierra vivimos en la presencia de Dios, nuestro Padre Eterno y de Su Hijo Jesucristo. Gozábamos sin igual al tener el privilegio de venir a esta tierra a recibir un cuerpo y a seguir el plan de felicidad que Dios tiene para todos nosotros. A esto se le llama vida preterrenal y en ella sólo teníamos un cuerpo espiritual, aaahhhmmm algo parecido a lo que coloquialmente llamamos alma.

Una parte primordial del plan de Dios fue que viniéramos a la tierra a recibir un cuerpo físico y a aprender a tomar decisiones correctas. Él nos proporcionaría la capacidad de distinguir entre el bien y el mal; podríamos reconocer Su amor y Su verdad. A través de sus experiencias y pruebas, aprenderíamos a tomar decisiones correctas constantemente. Con la ayuda de Jesucristo, podríamos regresar a vivir con nuestro Padre Celestial una vez que nuestra vida en la tierra llegase a su fin.
También vinimos a seguir el plan de felicidad que Dios tiene para nosotros.
Debido a que Él nos ama, nuestro Padre Celestial nos proporcionó el albedrío, o sea, el poder de tomar decisiones. Él nos permitió decidir si seguiríamos Su plan y al Señor Jesucristo.

Como conclusión a esta pregunta nosotros venimos del Padre, de su Gloria Infinita. Éramos seres espirituales y fuimos enviados a esta vida terrenal a elegir.

¿Cuál es mi propósito en la vida?
“Si Adán no hubiese transgredido, no habría caído, sino que habría permanecido en el jardín de Edén…
Y [Adán y Eva] no hubieran tenido hijos; por consiguiente, habrían permanecido en un estado de inocencia, sin sentir gozo, porque no conocían la miseria; sin hacer lo bueno, porque no conocían el pecado.
Pero he aquí, todas las cosas han sido hechas según la sabiduría de aquel que todo lo sabe.
Adán cayó para que los hombres existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo”.
2 Nefi 2:22-25

Muchos aspectos de la vida brindan felicidad, mientras que otros traen pesar. Esas experiencias nos ayudan a aprender a distinguir entre el bien y el mal, y a tomar decisiones correctas. Dios influye en nosotros para hacer el bien y para que le sigamos, mientras que Satanás nos tienta para que no le hagamos caso a Dios y cometamos pecados. (El pecar es optar deliberadamente por hacer lo malo o no hacer lo correcto.) Si elegimos seguir a Dios y guardar Sus mandamientos, progresamos en sabiduría y fortaleza de carácter; podemos experimentar gozo aun en momentos de aflicción, y podemos afrontar los desafíos de la vida con un espíritu de paz.
Hemos tomado muchas buenas decisiones en la vida, pero también hemos tomado algunas malas. Cuando tomamos malas decisiones y pecamos, en cierta forma nos alejamos de Dios. En las Escrituras, a esta separación se le llama muerte espiritual. Además de alejarse de Dios, el pecado también hace que nos sintamos culpables y avergonzados. Solos no podemos vencer el pecado ni sus consecuencias.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Juan 3:16

Bien, nos vamos acercando cada vez más a la respuesta de esta segunda incógnita.
Debido a que nuestro Padre Celestial nos ama, envió a Su Hijo Jesucristo a pagar por los pecados que hicieron, hacemos y se harán en el futuro hasta el fin de los tiempos. Ese pago es parte de la expiación de Jesucristo. Él sufrió voluntariamente por los pecados, los dolores, las enfermedades y las penas de todos. Por medio de Su gracia y de Su misericordia, Él puede ayudarnos con nuestras pruebas y aliviarnos de la culpa y de la pena que son el resultado de nuestros pecados.

Al pagar por mis pecados, tus pecados, los pecados de todos, Jesús no nos privó del albedrío ni de la responsabilidad personal; Él no nos purificará en contra de nuestra voluntad. Para recibir Su ayuda y Su fortaleza,  debemos ejercer fe en Él, arrepentirnos, ser bautizados, recibir el Espíritu Santo y optar por seguir Sus enseñanzas el resto de nuestra vida. Al confiar en la Expiación,  sentiremos el amor de Dios y Él nos ayudará a soportar las pruebas; y sentiremos gozo, paz y consuelo. Todo lo que parece ser injusto en la vida se rectificará a través de la expiación de Jesucristo y de la misericordia y del amor de nuestro Padre Celestial. La Expiación es el núcleo del Plan de Salvación.

“Soy un hijo de Dios; Él me envió aquí. Me ha dado un hogar y padres buenos para mí. Guíenme, enséñenme la senda a seguir para que algún día yo con él pueda vivir”.
Himnos, 196

Como conclusión a esta segunda interrogante nosotros vinimos a esta vida a tomar buenas decisiones, a ejercer el bien, a aprender las enseñanzas de nuestro Salvador y compartirlas con aquellos que aun no las saben pero fundamentalmente a practicarlas para lograr una purificación, a arrepentirnos porque sabemos que Jesucristo, por nosotros, realizo una expiación.

[Expiación: El hecho que nos permite reconciliarnos con Dios. Expiar significa padecer el castigo por el pecado, eliminando así los efectos del pecado de los pecadores que se arrepientan. Jesucristo fue el único Ser capaz de llevar a cabo una Expiación perfecta por todo el género humano. Su Expiación comprendió Su sufrimiento por nuestros pecados, el derramamiento de Su sangre, y Su muerte y Su resurrección. Por motivo de la Expiación, todo aquel que haya vivido resucitará. La Expiación también nos proporciona el medio para recibir el perdón de nuestros pecados y de vivir para siempre con Dios.]

¿A dónde iré después de esta vida?
Desde una perspectiva terrenal, se puede pensar que la muerte física es el fin, pero en realidad es el principio, un paso a seguir en el plan de nuestro Padre Celestial. Al morir, su espíritu abandonará su cuerpo e irá al mundo de los espíritus, el cual es un lugar de aprendizaje y de preparación. En el mundo de los espíritus, los recuerdos que tenga de esta vida permanecerán con usted.
La muerte no cambiará su personalidad ni su deseo por lo que es bueno o malo. Si elige seguir a Cristo durante su vida en la tierra, estará en paz en el mundo de los espíritus y descansará de sus preocupaciones. Aquellos que no opten por seguir a Jesucristo y no se arrepientan serán desdichados.
Nuestro Padre Celestial sabía que muchos de Sus hijos nunca tendrían la oportunidad de aprender acerca de Jesucristo durante esta vida y que otros preferirían no seguirlo. Debido a que Él ama a Sus hijos, Dios proporcionó la forma para que quienes están en el mundo de los espíritus aprendan acerca de Su plan, tengan fe en Jesucristo y se arrepientan. Aquellos que acepten y sigan a Jesucristo tendrán paz y descanso.

Uno de los grandes dones de Dios para todo aquel que viene a la tierra es la Resurrección, la cual es posible a través de la expiación de Jesucristo. Cuando Jesús murió en la cruz, Su espíritu fue al mundo de los espíritus. Tres días después, Su espíritu se reunió con Su cuerpo glorificado y perfecto, el cual ya no podía morir. A esa reunión del cuerpo y del espíritu se le llama resurrección. Todo el que nace en la tierra será resucitado.

Después de que usted sea resucitado, comparecerá ante Dios para ser juzgado de acuerdo con sus obras y los deseos de su corazón.

Después de que usted sea juzgado, vivirá en un estado de gloria. Debido a que las obras y los deseos de cada persona son distintos, en el cielo existen diferentes reinos, o grados de gloria.

El reino celestial. Nuestro Padre Celestial y Jesucristo moran en el reino celestial. Si usted vive de acuerdo con el Evangelio de Jesucristo y es purificado del pecado mediante la Expiación, recibirá un lugar en éste, el reino más alto; vivirá en la presencia de Dios y disfrutará de un gozo pleno.

El reino terrestre. Las personas que rehúsen aceptar el Evangelio de Jesucristo, pero que vivan una vida honorable recibirán un lugar en el reino terrestre.

El reino telestial. Aquellos que continúen en sus pecados y que no se arrepientan recibirán un lugar en el reino telestial.

Conclusión a esta última incógnita: Al morir, su espíritu abandona su cuerpo y va al mundo de los espíritus, un lugar de preparación, de aprendizaje y de descanso de las preocupaciones y las penas. Cuando sea el juicio final recibiremos nuevamente un cuerpo físico perfecto y, si decidimos seguir las enseñanzas del Evangelio, estaremos con el Padre Celestial en el esplendor de su Gloria.

¡Así que no temaís hermanos! Tengamos Esperanza y Fe en Nuestro Padre Celestial y Su Plan de Salvación.
¡Arriba, Ánimo y Adelante!

martes, 13 de septiembre de 2016

SIMPLEMENTE ¡ME ENCANTA!

Hola lectores, espero les guste este blog que un servidor administra. Con el no pretendo ser famoso o vivir de el como muchos otros hermanos lo hacen en la red y es su modus vivendi.

Con este sólo pretendo llevar a cabo el llamamiento del cual ahora soy responsable. Con el paso de las publicaciones irán sabiendo mi historia y mi aprendizaje del Evangelio Restaurado y Verdadero que hoy día El Padre Celestial envía a nosotros, sus hijos, a través de sus profetas.

Para irnos conociendo, me llamo Christian Alberto Hdez Vargas y soy un sobreviviente más en búsqueda de la verdad de esta vida terrenal y la vida prometida por nuestro Salvador Jesucristo hace 2016 años o un poco más, cuando el hijo del hombre anduvo caminando por nuestro mundo, ¿recuerdan lo que dijo?:
– Mi Reino NO es de este mundo (Juan 18; 36)

Pues bien, con base en esto desde muy joven tuve la inquietud acerca de lo que debía hacer para tener "pase a ese reino", sin embargo, aunque tenía esta desazón, era sumamente incrédulo ante las enseñanzas religiosas que recibía. A pesar de ello no hice mucho caso a mis zozobras y lo dejé pasar, viviendo como cualquier niño y después adolescente común.

Llegaría mi mayoría de edad y todo parecía marchar bien hasta aquél día...
Pasaría un mes para que despertara y me comunicaran que el accidente que tuve me dejaría inmóvil y sin sentir tres cuartas partes de mi cuerpo. ¿Imaginan acaso cómo me sentí?

Pues en ese momento no reaccioné mucho, estaba en shock. Meses después, una vez pasado tanto dolor físico fue cuando comencé a sentirme adolorido, depresivo, enojado y otras tantas cosas. En un principio inicié preguntando a Dios:
– ¡Por qué si no he sido malo, por qué!

Una vez que obtuve mi catarsis (y no dudo que Él intervino para que fuera considerablemente rápida) y viendo el esfuerzo sobre humano de mi madre llegó la siguiente etapa también un poco adolorida:
– ¡Para qué me dejaste, para qué voy a servir en la vida si seré un inútil codependiente siempre!

¡Aaaahhhhmmmm! Ahí creo que fue cuando empezamos a tener una comunión Él y yo. Sentí una necesidad de saber de su legado, del mensaje enviado a través de su hijo, Jesucristo.
Mi búsqueda inició en la vertiente Cristiana que llevaba por mi seno familiar, sin embargo, no quedaba conforme, mi sensación era que había más y que no se revelaba obviamente ignorando el por qué.

Así pasaron algunos años hasta inicios de este 2016 cuando conocí a una Persona con Discapacidad que me comentaba de libros Cristianos que ignoraba: Alma, Nefi, La Perla de Gran Precio, La Palabra de Sabiduría, etc.
Comencé a interesarme porque eran mensajes muy alentadores que satisfacían ese vacío que presentaba. Un servidor es curioso e investigador, hoy día tenemos esta gran herramienta llamada tecnología e inicié mi búsqueda.

Llegué a la página de Los Santos de Los Últimos Días y noté que podía rellenar un formulario para que me visitaran; días después se oía mi timbre y afuera estaban dos jóvenes perfectamente vestidos que venían a orientarme, así es, los famosos Élderes que vemos caminar por todos lados en muchas ciudades del mundo.

Aprendí del Libro del Mormón además de los libros mencionados con antelación líneas atrás, me satisfacieron tanto con su Mensaje de Paz que decidí bautizarme por un poseedor del sacerdocio (Mateo 28; 19) como lo hiciera Jesús (Mateo 3; 13-17).

Así que hoy día puedo exclamar:
Soy Miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ¡Soy Mormón!

Periódicamente, redundo e insisto, iré mostrando y compartiendo mis experiencias, bendiciones recibidas y enseñanzas. Espero les guste este blog.

Atte. Christian Alberto Hdez Vargas